


La destrucción inmisericorde de nuestros recursos naturales, potencian cada día más el camino de convertirnos en un país árido, inhabitable, muerto. Nuestros ríos y fuentes acuíferas, playas, bosques y reservas naturales, están siendo sometidas a una explotación, contaminación, degradación y destrucción bárbara e inmisericorde, ante los ojos cómplices de un Ministerio de Medio Ambiente y la inacción de un Estado ciego, sordo y mudo. Nuestra isla –Hispaniola– camina rápidamente a convertirse en un desierto árido, lleno de desperdicios, contaminantes industriales y ácidos venenosos esparcidos por las mineras extranjeras. Cada día vemos, quemas y talas de árboles, plásticos no degradables esparcido por toda la geografía nacional, muertes de especies marinas y destrucciones de áreas “protegidas”, ejecutadas por delincuentes depredadores , protegidos por militares y funcionarios del estado. Estamos ante un estado fallido, con leyes pero sin aplicaciones y sin régimen de consecuencias. El panorama es sombrío; solo la acción de denuncia de los grupos populares, la sociedad civil y de cada uno de nosotros con las herramientas y medios a nuestro alcance, impulsará el logro de que se asuma una real conciencia del grave problema para la sociedad y nuestras generaciones futuras, que representa este “desastre ecológico”. Como artista, con nuestro trabajo y herramientas, pretendemos crear la necesaria atención que las actuales circunstancias demandan,



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